Bucles...

Cada día me sorprende más el ser humano y su capacidad para relacionar momentos solo con oír canciones. 

Llevo toda la tarde escuchando en bucle esa canción, la que repites una y otra vez sin cesar, una canción que huele a verano pero sobretodo sabe a mil cosas...

Sabe a despreocupación. A libertad. A amores de verano. A besos interminables. A despertares en camas ajenas a las que no volverás mal que te pese. A tranquilidad. A sueños interminables con ganas de más. A mar. A helados bajo la luz de la luna llena. A desmelenarse. A sonreír sin parar. A tener la mente en blanco. Sabe a un calor sofocante combatido con baños interminables. A pasar horas tirada en la orilla bajo el sol con el susurro del mar de fondo. A cantar a pleno pulmón y bailar como si no hubiera un mañana. A confesiones nocturnas. A copas dulces rodeadas de la mejor compañía. A seguir planeando. A disfrutar cada momento.... Pero sobretodo, sabe a felicidad, a saber disfrutar de lo que se tiene, porque puede haber cosas mejores y más caras, pero lo importante es la sensación que nos deja cada segundo que vivimos siendo felices con lo más simple, nosotros mismos.